Sin embargo, la cosa empezó a deteriorarse, y todas las expectativas que había depositado en el desenlace de todo aquello empezaron a esfumarse a partir del Tiempo se Acaba. Las decepciones se fueron sucediendo una a otra. El conflicto Pantera Negra-Namor nunca me gustó y en algunas ocasiones llegaba a lo ridículo (por ejemplo el número con los espíritus de los antepasados de T'Challa), la obcecación del Capitán América por los Illuminati (cuando él por ejemplo ha estado operando en secreto en misiones más que moralmente dudosas como líder de los Vengadores Secretos) era caricaturesca y lo de Iron Man invertido ya mejor ni hablamos.
New Avengers nº 29
arte de Gabriele Dell'Otto
Pero lo peor estaba todavía por llegar. Primero descubrimos que los Reyes de Marfil son en realidad los Todopoderosos. Revelación que me dejó bastante indiferente. Sí, tenía sentido, pero era como "ah vale". Como bastante sosa la cosa. Pero todavía quedaba Rabum Alal, al menos ese tenía que ser un personaje nuevo, algo espectacular, no sé, la Entropía Multiversal encarnada en guerra contra los Todopoderosos. Pero no, era el Doctor Muerte, de nuevo, contra los Todopoderos, de nuevo, con la ayuda del Hombre Molécula, de nuevo.
Cuando se anunció las Secret Wars, la cosa ya estaba mascada, no podía ir de otra forma. En efecto, un revival de la saga original, con la única novedad de componer el Mundo Batalla con los fragmentos de Universos Alternativos. Podría haber sido atrayente si no fuera porque estoy saturado de esta fijación retronostálgica de meternos constantemente las mismas historias una y otra y otra vez. Y encima universos alternativos. Que sí, que me gustan, pero dádnos un respiro. Llevamos una racha que parece que se encadena uno con el otro sin dar una pausa. La Era de Ultrón, lo de Planeta-X con los Gemelos Apocalisis, Universo Spiderman y ahora estas Secret Wars.
En cuanto a como se está desarrollando la historia y los diferentes relatos que la componen, lo dejo para la próxima entrada en este blog.
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